domingo, 31 de enero de 2010

Manual de auto-ayuda/1


Depongo todo cuanto soy: me rindo.
No quiero más tus guerras ni tus líos.
Ni estas treguas de sal ni estos lamentos.
Félix Suárez
Si el amor es festejo el desamor es duelo. “Si todo se ha de ir, ¿por qué llegaste?”, se pregunta Rubén Bonifaz Nuño, el poeta mexicano que más ha indagado con sus versos tiernos y coléricos las bondades y desdichas de ese “don de Dios”, que es el amar, y ese “corazón en las espinas” que es la separación de los que se aman. En nuestros días los casos de desamor se multiplican. La pareja falla. La pareja huye de sí misma. La pareja hace malabares para subsistir. Qué triste paradoja: primero nos dedicamos a encontrar a la persona deseada, y luego, tristemente, a soportarla. La amamos hasta casi rendirle pleitesía y luego nos preguntamos qué le vimos, cuándo cambió, por qué ya no sentimos las mariposas de antes y sólo escuchamos el bostezo y la queja cotidiana. El amor tiene que ver con la vida y por eso duele, por eso se encela, por eso se desilusiona, por eso se transforma, por eso envejece y muere. El amor se complica porque se hace aburrido, monótono, porque hay malos tratos y traiciones, gritos y sombrerazos, estrecheces económicas, dolor y llanto. “Ningún amor termina felizmente (se sabe)”, como observa José Emilio Pacheco. Es cuando la amargura se hace presente y las palabras tiernas un remoto pasado. “Yo la amé y ella también
a ratos me quiso”. No importa el género, la desesperación y la tristeza son las mismas. Afligido amor, desdichado amor, pinche amor, desolado amor. La desaparición del amor y la separación de los que se aman no es nueva bajo el sol. Sucede que ahora es más notoria. Antes se disfrazaba. “En la alcoba profunda podríamos andar meses y años, en pos del otro, sin hallarnos”, como escribió Maiakovsky. Las mujeres argumentaban dolor de cabeza y los hombres una partida de dominó. El macramé y las cantinas como terapias de género. El hombre mandaba y la mujer era sumisa. Ya no tanto. Los tiempos cambian. La mujer trabaja su doble jornada, es capaz de subsistir por sí misma y de no necesitar del hombre para ser. No quiere gritos ni reclamos, abusos físicos o verbales, ni chantajes ni estar con quien la trata como a un inferior. Es el desamor moderno, el que agarra sus chivas y se va. El amor a uno mismo como respeto y como opción. “El amor es la piedad que nos tenemos”, como escribió Efraín Huerta. No es mero narcisismo sino afán de sobrevivencia. El desamor de antaño, por otro lado, sigue ahí. Llora sus penas en secreto, se soba los golpes a solas, aguanta la indiferencia, el ninguneo, la falta de cariño, la existencia de laotra o del otro. El maldito desamor. Tanto amar para qué.
Lo dice el Buki (Cantante): “Si no te hubieras ido sería tan feliz”. O Paquita la del Barrio y sus ratas de dos patas: “¿Me estás escuchando, inútil?”. Lo escribe mil veces mejor Bonifaz Nuño: “¿Qué es lo que pasa, qué nos hace que durmamos confiados una noche, una noche cualquiera, protegida, seguros del amor, acompañados, y despertemos, un momento más tarde, solos, abandonados, indefensos?”. ¿Hay remedio? Durante algún tiempo creí más en el desamor que en el amor. Tantos fracasos, tantos intentos, para qué. Mejor la soledad, las caricias sin nombre que perdure, sin compromiso, sin reclamos, sin lealtades, sin amor. No volver a meter la pata, blindar el corazón para no sufrir de este nuevo desorden amoroso que trae consigo la época que nos ha tocado. Me guarecí. Me dije que nunca más. Y fallé. Sucede que, así como llega el desamor, así también aparece el amor. La sensación de inmortalidad tras un beso, la necesidad de pertenencia a otro cuerpo, la alegría de descubrir un rostro que nos alegre el día, la noción de que ahora sí es la persona buena, la que esperamos con ansia toda la vida. Amar y desamar, estar un tiempo con la mejor otro con la peor de las parejas, celebrar la compañía de alguien extraordinario y guardarle luto porque no lo era, es el latido de los corazones plenos y rotos. La consigna para vivir y no morir en el intento es amar
con locura y desamar con cordura. Dejar ir cuando ya no
se pueda. Next. No hay de otra.
TEXTO: MAURICIO CARRERA
Una ultima cosa antes de publicar quisiera agregar que disculpen las molestias, pero nuevamente la lascivia mental es muy lenta o tan solo no quiere cooperar en cualquier caso, espero que les haya resultado interesante

9 comentarios:

  1. Sin duda y eso me gusta mucho ;)
    Saludos!!!!

    ResponderEliminar
  2. Gracias, asi me anima a publicar la segunda parte

    ResponderEliminar
  3. Me gusto mucho este post
    a vcs no basta vivir solo con la ilusion...
    y avcs... si

    ResponderEliminar
  4. Cierto, totalmente cierto denisse black, espero que sigas comentando
    claro, si vos lo desea

    ResponderEliminar
  5. Hola!

    si soy Denisse Montoya (n_n')

    Muchas gracias, y claro que estare pasando muy seguido por tu blog, porque, vaya que tiene muchas cosas!!

    Hasta publique tu ultima entrada en el facebook para hacer promocion, me encantó.

    Ok, nos vemos!

    ResponderEliminar
  6. "Muchas" en verdad no son muchas, son como 25 pero gracias por comentar, eso es muy motivacional para mi puesto que escribo malisimo

    ResponderEliminar
  7. Como encontre tu blog???
    mmm.. la verdad no lo recuerdo..
    Supongo que de algun blog que tenia un link hacia el tuyo, de esas veces que vas visitando la lista de favoritos de un blog que vas vistitando de la lista de otro blog que te gusta etc, y di con el tuyo!

    jajaja, raro.

    ResponderEliminar
  8. ya me acorde!
    estaba vagando asi como te dije de blog en blog y de laberinto rojo de uno de tus seguidores y me pase al tuyo.

    ResponderEliminar
  9. Fantástico, así es como siempre me sucede a mi cuando encuentro algo interesante, creí que era raro

    ResponderEliminar

No lo encuentras?, deberías de buscar por aquí