jueves, 24 de junio de 2010

Caminando por callejuelas








Bueno, este es un reciclaje de algo que publique hace mas de un año, bueno para entenderlo deberían todos conocer a Adanowsky, sino pues me queda dejar unos videos para que puedan sentir esta pseudohistoria y una cosita mas si en verdad no tenes tiempo, pues mejor ni lo leas.


Escucho el eco de mis pasos, estoy perdido, caminando por una calle solitaria, la luna no muy bien alumbra las calles pero a lo lejos un anuncio luminoso: “Esta noche, Adanowsky”. Miro de reojo el lugar y un ebrio sale gritando groserías, para después vomitar sobre la banqueta. No hay duda este es un cabaret, uno de mala muerte.

Me paro en la entrada mientras una mujer de ojos llorosos me pregunta si quiero compañía. La música comienza, no percibo aun bien quien es el cantante, solo una figura que se mueve seductoramente pidiéndole a la audiencia que lo amen, que el es un ídolo, así sigue incitando a los espectadores mientras yo me hago de un lugar cerca, termina la canción (l’idole).

Enseguida un olor a cigarrillo y cerveza derramada en el suelo llena el ambiente, no hay duda, ahora si, termine en un maldito cabaret. Brilla una estrella y las bailarinas entran a escena, sensualidad y baile se vuelve todo cuando Adanowsky interpreta esta canción (Etoile Eternelle) que me obliga a pedir la primer bebida de la noche.

No quiero recordar que me tiene caminando por la ciudad, pero es irremediable cuando el idiota canta y entre versos me habla, me dice sutilmente que debo parar de caminar, que el tiempo es tiempo y que si (Estoy mal), mañana puede ser peor. Vuelve de nuevo la mujer de la entrada…la miro, la deletreo y sus labios rojos carmesí me dicen al oído: -te han cortado las dos piernas, se ha muerto Dios, estas mal, infinitamente mal.

Sonrío, aunque mi alma da un giro y vuelve a caer al mismo rincón. Por cortesía le digo que se siente, que la noche es larga y no quiero despertar desperdiciar la madrugada solo. Acepta, pide un Bloody Mary y maliciosamente me sonríe. Aterrorizado por lo que acaba de pedir para beber me intento calmar, ella no puede saber que es lo que me trae aquí, de que vengo huyendo. El miedo se burla de mis intentos por calmarme, aquel Bloody Mary no es casualidad, pronto su fantasma vendrá a cobrarme, el cielo no es mi amigo, no tengo compañeros en el cielo. Adanowsky termina la cuarta canción del repertorio, con un toque de nostalgia y olor a humo de cigarro, todos aplauden dolorosamente (Compagnon Du Ciel).

El cielo debe de caerse esta noche sobre mí, su fantasma me persigue, ¿fue accidental o yo lo deseaba? No lo se, solo se que esta mujer que tengo enfrente tiene esos ojos tristes que un día me hicieron caer. Tomo otro trago de golpe, ella besa mi cuello, tomo aire, cierro los ojos y un dulce olor a sangre fresca recorre mis sentidos. En el escenario las bailarinas salen de escena y Edipo toma el micrófono, en que enfermo y asqueroso mundo me toca seguir huyendo (Maman t'as Pas Fini).

Al final de su canción otra melodía entra (La Course Des Rats) pero entre los besos y las uñas enterradas en mi espalda apenas si percibo el sonido. Mientras la música suena, ella me pregunta como quiero llamarla esta noche. Mi corazón se acelera, tengo miedo de nombrarla y delatarme. Respondo que esta noche quiero que se llame Elena. Suspira y me muerde el lóbulo izquierdo de la oreja seguido de un leve susurro: Se lo que has hecho, aquí es donde termina el camino, para de sufrir, de arrastrarte por el suelo.

¿Sabes lo que he hecho? Pregunto burlonamente. No tienes idea de lo que acabo de hacer.

Da el último trago a su Bloody Mary, me besa y muerde mi labio hasta que un sabor a sangre nos moja la lengua. Después me responde: Si, has matado a María, la sangrienta María, no pudiste con sus ojos, te pesaron sus labios sobre tu espalda. Te regalo la madrugada y al amanecer estabas vacío, sin alma. Toco cada complejo, desabotono poco a poco cada miedo, dejaste a tu familia, dos hijos empezando la primaria y una niña de nueve meses que jamás lloraba en la madrugada. Todo eso lo sé, pero aun no entiendo como la conociste, como María se coló por tus miedos y lo que menos entiendo es de donde tomaste el valor.

Adanowsky mira para abajo del escenario y la mirada de Elena y el se cruzan un leve instante y como si le cantara a ella comienza: Se enamoro, me enloqueció, me admiro, me comprendió, no, me abrazo, no. (No). Elena voltea, mira mis manos, toca mis ojos y pregunta: ¿Esta noche me dirás, me dirás como la conociste para estar en paz?

Una lágrima irremediablemente se me escapa, aun miro su cuerpo tirado en el departamento, aun huele a rosas y sangre, aun puedo sentir mis manos congeladas como cuando empezó a escurrir la sangre sobre mis manos. Ella limpia mi lágrima culposa y yo le relato mi historia mientras tanto por fin algo de alegría suena, Adanowsky se olvida de su aroma a cabaret y toca algo que hace que dos o tres borrachos muevan su cabeza tratando de tomar el ritmo de la melodía (Poudre d’ange).

La conocí una noche que caminaba cerca de aquí, afuera del Cine. Yo acababa de discutir con mi esposa, los últimos meses solo discutíamos por idioteces, esa noche Salí de la casa cansado de sus reclamos, de porque no era un mejor hombre, porque jamás sonreía, porque no mostraba amor por mis hijos, por ella. No entendía que tenía miedo a esta nueva vida, a tener que dejarlo todo por ellos. Nos casamos a los 17 años y en ese entonces el sexo lo era todo pero después me fui quedando solo.

Entonces ese día me canse de sus reclamos y jamás volví a casa, eran las 11:15 recuerdo muy bien la hora porque el cine daba siempre su ultima función a esa hora, no recuerdo la película solo que ella y yo éramos los únicos en la sala. Se cambio de butaca cuando me vio entrar y se sentó a mi lado. Pregunto si me molestaba que se sentara a mi lado, que la disculpara pero que siempre ha odiado mirar películas sola. Yo no respondí, solo pude responder con una leve sonrisa de complicidad. 

Vimos la película o más bien ella vio la película, yo me la pase mirándola de reojo, miraba interesada, como si el mundo se detuviera mientras ella observaba. Y antes de que continúe contando mi historia, Adanowsky me para el corazón. Ahora recuerdo su voz, sus canciones, esta es la canción que escuchaba María cuando estaba feliz. Jamás pregunte quien la cantaba y ahora toda la noche conspira (Tuez-vous! Tuez-vous!).

Tantas coincidencias esta noche me espantan, ¿Qué carajos esta pasando, como sabes lo que acabo de hacer, como sabes de mi? Elena guarda silencio un rato y responde que lo sabré al terminar la última canción de la noche.

Ya no quiero seguir cuestionando, necesito desahogarme, sacar todo lo que dentro de mí lleve el nombre de María.

Después de la función me dijo que a donde la invitaría, yo no quería regresar a casa y le dije que podíamos ir a cenar a un restaurante viejo que cerraban tarde. Acepto, me tomo del brazo y caminamos. Por primera vez en mi vida me sentía seguro, platicaba de todo y de nada. Terminamos de comer y la invite a pasar la noche conmigo, no se de donde saque el valor para proponerlo. Ella solo dijo que aceptaba si le prometía soñar con ella toda la madrugada, me reí y acepte. Llegamos aun hotel e hicimos el amor, hice el amor, como jamás lo había hecho, quede exhausto sin necesidad de un cigarrillo, dormí abrazado a ella y lo que resto de madrugada la soñé.

Adanowsky se burla del publico, a mi me esta matando su voz, ahora me recuerda tanto a María. El ritmo ahora es más pegajoso y alegre, irónico, bizarro. (Chanteur a Bobos). Quiero embriagarme más, y delatarme con algún oficial.

Elena clava sus ojos, me quedo callado. Elena con voz entrecortada menciona mi nombre. Como me dueles Mauricio, como me dueles. Tu mirada siempre triste, tus pasos siempre lentos, arrepentido, sin descanso.

Ya no puedo más, estoy aterrado, esta mujer que acabo de conocer sabe demasiado de mí. No puedo mas y pregunto: ¿Quién carajos eres, que quieres, me delatare con la policía pero dime como sabes de mi?

No es la primera noche que estas aquí y se lo que sigue en tu historia. Después de aquella noche que jamás me habías contado, abandonaste a tu familia, compraste un departamento donde cada noche te visitaba María, todo estaba bien en tu vida, cada sábado, como hoy, venias a este cabaret con ella, escuchaban tocar a Adanowsky. 

A ella le encantaba escucharlo, tú odiabas un poco su forma tan bizarra de ver las cosas. Su olor a muerte en cada canción. Justo cuando tocaba esta canción (Yo soy) era el momento en que mas amabas a María, que mas seguro te sentías de haberlo dejado todo por unas noches en sus brazos.

Pero todo cambio aquel invierno, María te confeso que tenia leucemia, tu no soportabas lo alegre que era aun sabiendo que moría, te dolía la forma en la que jamás volvió a ser lo mismo hacer el amor, porque al terminar un aire de tristeza te amargaba la noche, la mirabas con lastima y eso te hacia hervir la sangre. Comenzaste a tener miedo y un día no pudiste mas, antes de venir al cabaret como cada sábado ella se desmayo, se negaba a tener un tratamiento y tú que no podías verla sufrir ni morir lento. La apuñalaste.

¿Estoy muerto? Comienzo a dejar de sentir mi cuerpo como si de golpe quisiera caerme.

Si, estas muerto, esa noche que la mataste viniste al cabaret, había sangre en tu saco, yo te salude como cada noche, me pediste que me sentara que me ibas a contar algo. Me dijiste lo que acababas de hacer, tuve miedo Salí corriendo, fui a buscar un policía pero ya no estabas, fuimos a buscarte al departamento y estabas agonizando, una cuerda en tu cuello te cortaba el aire, llegamos tarde apenas te vimos morir. 

Vimos el cuerpo de María que no paraba de sangrar, la habitación extrañamente olía a rosas. Te dije que sabrías todo al terminar la última canción (El muerto vivo), debes descansar, dejar de venir cada sábado

Aquí termina el viaje, aquí no hay perdón, solo tu alma que debe irse a buscar su perdón. Debes partir, la noche termina y tus pecados solo son el eco de una ciudad que pronto te olvida.

Madrugada del 10 de junio del 2008



Pd: Aclaro, que no tengo el mínimo talento como para escribir esta historia, no recuerdo la pagina de donde la saque, ya que bueno mi computadora ha sufrido mucho gracias a mi descuido, en todo caso si algún día el verdadero autor de esta obra llega a este post, deje un comentario pidiendo el crédito correspondiente, y yo me lo creeré, por supuesto debe mostrar de que pagina era originalmente la anterior historia 

4 comentarios:

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